Anualmente, en el mes de Septiembre, se celebra la Ruta Carreteril del Arlanza, que consiste en recorrer con las yuntas de bueyes y las carretas cargadas de madera, distintos pueblos de la comarca, rememorando aquel viejo oficio de los carreteros. (Ver agenda cultural y noticias)

Desde antaño los ríos han marcado el camino a seguir por las yuntas de Bueyes que transportaban la madera. La importancia de la ruta carretera a lo largo del río Arlanza viene marcada por la ubicación de urbes castellanas como Lerma, Palencia, Valladolid, Medina del Campo, Toro... que se proveían de madera de los bosques serranos para la construcción civil, religiosa o militar.

En el corazón de la Sierra de la Demanda nace el río Arlanza y nace también la Junta y Hermandad de la Real Cabaña de Carreteros, que fue impulsada por los Reyes Católicos y que llegó a contar, según el Catastro de Ensenada, con 15.000 bueyes y 5.000 carros para el transporte a larga distancia.

La nobleza del pino serrano y la fuerza de los bueyes serranos determinaron la hegemonía de esta hermandad soriano-burgalesa sobre el resto de los carreteros de la península.

Los bueyes, esos auténticos atletas de la carretera, especializados durante siglos en las grandes rutas de puerto a puerto, Cantábrico-Mediterráneo, están a punto de desaparecer precisamente por su incapacidad para producir carne como las razas importadas de centroeuropa. Los Privilegios de la Cabaña Real desaparecieron y el ferrocarril y los camiones se encargaron del resto. Paralelamente, los puertos del Arlanza y Castilla se han visto relegados, por la inexorable ley del mercado, a su declive después de haber entregado todo lo mejor de ellos para la construcción de España.

Las distintas Rutas Carreteriles (de celebración anual), pretenden homenajear a estas gentes, sus pueblos y bosques que, apesar de todo, hacen del Arlanza un enclave cultural, social y natural privilegiado.