Consta de más de 25 tumbas escondidas a la vista en el interior de un umbroso robledal, ocultas por las hojas y el musgo. Algunas de las sepulturas tienen dos metros de largo y otras, muy pequeñas son de recien nacidos.
Cerca están los restos de la que fuera iglesia, y algo más alejada la "Piedra Redonda", una bañera tallada en una gran roca que se cree que data del siglo XIV.
Desde las piscinas tomamos una pista foresta a la izquierda, por donde continuaremos hasta llegar a un puente. Una vez aquí tomamos la primera pista a la izquierda, la cual seguiremos hasta que finalice justo por donde cruza un río; continuamos poor un camino a la izquierda hasta una tenada que se halla en el prado de la Nava. Entramos en el prado y caminando unos metros entre pizarros y robles encontramos la necrópolis.
La ruta debe realizarse preferiblemente a pie o en todo terreno, pues las pistas no son muy aptas para otro tipo de vehículo.
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