Hasta finales de la década de 1970, Ura mostraba una arquitectura puramente tradicional, hasta el punto de parecer que estabas paseando por una aldea medieval.
Pero fue en esa época, cuando todos sentimos la necesidad de volver al pueblo -menos mal-, y se construyeron algunas casas nuevas, sin respetar la arquitectura tradicional, rompiendo para siempre el encanto del lugar urbano.
Esto es lo que pasa en Ura: que se mezclan de manera muy desafortunada, las construcciones antiguas, de claro sabor castellano, con las barabaridades arquitectónicas que dañan la vista.