Han sabido, y querido, conservar las viejas cosas en Rabé, y lo han hecho muy bien.
La fuente del pueblo está realizada con la piedra que antes se usaba para lavar y hacer la lejía.
Y por todo el pueblo abundan estas grandes piedras ahuecadas, usadas ahora como macetas, pero que nos dicen que eran para dar de comer a los cerdos. ¡Vaya lujo!