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Información publicada el lunes, 13 de enero de 2003. Administrador

Poema de Fernán González (4)

Anónimo

- XVI -

Lucha del Conde contra el de Tolosa

325                                             
El conde de Piteos e el conde de Tolosa                     
Parientes del rey don Sancho eran, esto es cierta cosa;
Tomaron de sus condados compaña muy fermosa,
Movieron por Castilla en hora muy astrosa.
 
326     
Los condes non viaron para la lid llegar,
Pero cuando lo sopieron, non quisieron retardar;
Al buen rey de Navarra cuidáronlo vengar,
Al puerto de Getarea hobieron de arribar.
 
327     
Los navarros a los condes tódos a ellos se llegaron,
Cómo fué la facienda todo se lo contaron,
Cuántos fueron los muertos, cuántos los que fincaron,
Cómo a ellos en antes de dos dias los esperaron.
 
328     
El conde de Tolosa dióles muy grande esfuerzo.
 
329     
Coido con ese fecho con él salir a puerto,
Ca me han castellanos fecho este gran tuerto.
 
330     
El Conde don Fernando habíalo ya oido
Cómo era aquel Conde al puerto ya venido;
El Conde don Fernando, magüer que mal ferido,
Atal como estaba para allá fué ido.
 
331     
Los vasallos del Conde teniense por errados,
Eran contra el Conde fuertemente irados,
Eran de su señor todos muy despagados
Porque habían por fuerza siempre de andar armados.
 
332     
Folgar non les dejaba nin estar asegurados:
Dicíen: non es esta vida sinon para los pecados
Que andan de noche e de día, e nunca son cansados;
Asemeja él a Satanás, e nos a los sus criados.
 
333     
Porque lidiar queremos e tanto lo amamos
Nunca folgura tenemos sinon cuando almas sacamos;
A los de la estantigua aquellos semejamos,
Ca todas cosas cansan e nos nunca cansamos.
 
334     
Non ha duelo de nos que sofrimos tal vida,
Nin lo ha de si mismo que tiene tan mala ferida;
Si, mal pecado, muere, Castilla es perdida;
Nunca tomaron homes atan mala caida.
 
335     
Hobieron a tornar acuerdo que non se lo departiesen,
Lo que bien non era, que luego se lo dijesen;
Que por gran lozanía en yerro non cayesen;
Que por mala codicia a su señor non perdiesen.
 
336     
Dijo Nuño Laíno: señor, si tu quisieres,
Si a ti semejase, o tu lo por bien tovieres,
Que estés aquí quedo fasta que guarescieres,
Que por mala codicia en yerro non cayeres.
 
337     
Non es home en el rriundo que la podiese endurar
La vida que habemos nos e vos a pasar;
La vuestra gran codicia non nos deja folgar,
Habemos la mesura por aquí de olvidar.
 
338     
Non recuden las cosas todas a un logar;
Debe haber el home gran seso en lidiar;
Si non, podrá aína gran yerro tomar,
Podría ahi todo el gran prez por ahi lo astragar,
 
339     
Los vientos que son fuertes vémoslos cansar;
El mar que es irada vémosla amansar;
El diablo non se cansa nin puede folgar,
Quiere la nuestra vida a la suya semejar.
 
340     
Deja folgar tus gentes, e a ti mesmo sanar;
Tienes muy fuerte llaga, déjala tú folgar;
Deja venir tus gentes que aun son por llegar,
Muchos son por venir, débeslos esperar.
 
341     
Serás a diez días del golpe bien guarido;
Será el tu pueblo a ese plazo venido;
Ponerte has en el campo con tu pueblo guarnido;
Serás muerto o preso, desto soy yo bien creido.
 
342     
Señor, dicho te he lo que te decir quería,
Mejor consejo deste, señor, yo non sabría;
Non tengas que lo digo por ninguna cobardía;
Querríate a guardar como a alma mia.
 
343     
Cuando hobo acabada don Nuño su razón
Comenzó el buen Conde, ese firme varón;
Habia gran complimiento del seso de Salomón,
Nunca fué Alejandre más grande de corazón.
 
344     
Dijo: Nuño Laínes, buena razón dijistes;
Las cosas como son asi las departistes;
De alongar esta lid creo que ansi dijistes;
Quier que vos lo dijo, vos mal lo aprendistes.
 
345     
Non debe el que puede esta lid alongar;
Quien tiene buena hora, otra quiere esperar;
Un dia que perdamos nunca lo podremos cobrar;
Jamás en aquel dia non podremos tornar.
 
346     
Si el home su tiempo en balde lo quiere pasar,
Non quiere deste mundo otra cosa llevar
Sinon estar vicioso, e dormir e folgar,
Deste atal mueren sus fechos cuando viene a finar.
 
347     
El vicioso e el lacerado ambos han de morir,
El uno nin el otro non lo puede foir;
Quedan los buenos fechos, estos han de vesquir;
Dellos tornan enjemplo los que han de venir.
 
348     
Todos los que gran fecho quisieron acabar
Por muy grandes trabajos hobieron a pasar;
Non comíen cuando quisieron, nin cenan nin han yantar,
Los vicios de la carne hobiéronlos de olvidar.
 
349     
Non cuentan de Alejandre las noches ni los dias;
Cuentan sus buenos fechos e sus caballerías;
Cuentan del rey Davit que mató a Golías;
De Judas el Macabeo, fijo de Matabías.
 
350     
Carlos e Valdobinos, Roldán e don Ogero,
Terrin e Gualdabuey, Arnald e Olivero,
Torpin e don Riballos e el gascón Angelero,
Ercol e Salomon e el otro su compañero.
 
351     
Estos e otros muchos que vos he nombrados,
Por lo que ellos ficieron serán siempre ementados;
Si tan buenos non fueran, hoy seríen olvidados;
Serán los buenos fechos hasta la fin contados.
 
352     
Por tanto es menester que los días contemos;
Los días e las noches en qué los espendemos;
Cuantos días en balde pasan, nunca los cobraremos;
Amigos, bien lo vedes qué mal seso facemos.
 
353     
Caballeros e peones hóbolos de vencer;
A cosa quél decía non sabían responder;
Cuanto él por bien tovo hobiéronlo a facer;
Su razón acabada, mandó luego mover.

- XVII -

Vence y mata en batalla al conde de Tolosa

354                                             
El Conde don Fernando con toda su mesnada                     
Llegaron a una agua muy fuerte e muy irada;
Ebro le dijeron siempre, ansi es hoy llamada;
Viéronse ahi en gran rebate que fuese ahi su posada.
 
355     
Tovieron la ribera tolosanos bien guardada;
Non dieron castellanos por eso todo nada;
Dando e rescebiendo mucha buena lanzada
Hobieron mucho aína el agua travesada.
 
356    
Hobieron gran rebato en pasar aquel vado;
Hobo ahi de petavinos gran pueblo derribado;
Magüer non querían, venían a mal de su grado;
Dellos se afogaban, dellos salían a nado.
 
357     
Abrió por medio del agua el Conde la carrera,
Hobieron tolosanos a dejar la ribera;
Ordenó las sus haces en medio de una glera,
Fuélos acometer de una estraña manera.
 
358     
Cuando hobo el buen Conde el río atravesado,
Ferrió luego en ellos como venía irado;
Al que él alcanzaba mucho era de mal fado;
Iba dél a sus parientes aína mal mandado.
 
359     
El Conde don Fernando, de corazón lozano,
Ferríe en pitavinos, e facíales gran daño;
Rompíales las guarniciones como si fuesen un paño,
Non les valía esfuerzo nin les valía engaño.
 
360     
Acorríanle luego los sus buenos varones,
Ca tenía ahi muchos de buenos infanzones;
De un logar eran todos e de unos corazones;
Laceraban tolosanos, e laceraban gascones.
 
361     
Pero como eran muchos, íbanlos acoitando;
Ya iba la fid de fiera guisa escalentando;
Ibase de hombres muertos la glera poblando;
Maltraíe a los afirmes el Conde don Fernando.
 
362     
Andaba por las haces muy fiéramente irado;
Porque non los podía vencer, andaba muy cuitado;
Dijo: non puede ser, magüer pese al pecado,
Non pueden tolosanos fallarse bien deste mercado.
 
363     
Metióse por las haces muy fuertemente espoleando,
La lanza sobre mano, el su pendón alzando;
¿Dónde estás? el buen Conde ansi iba llamando,
Sal acá al campo, que cata aquí a don Fernando.
 
364     
Antes que ellos ambos venieron a los ferridas,
Con las voces de don Fernando las gentes eran desmayidas,
Las gentes tolosanas todas fueron foídas.
 
365     
Nunca ningunas gentes fueron tan mal fallidas,
Ca fueron en gran miedo e en mal precio metidas.
 
366     
Fueron todos foídos por una gran montaña,
Fincóle al conde en campo muy poca compaña,
Nunca fué el conde tolosano en queja atamaña
Ca el Conde de Castilla le tenía fuerte saña.
 
367     
El conde de Tolosa mucho fué espantado
Ca vió a don Fernando venir mucho irado;
Por no tener gente, que era desamparado,
Con sus armas guarnido salió luego al campado.
 
368     
El Conde don Fernando, home sin crueldad,
Olvidó con la ira mesura e bondat;
Fué a ferrir al buen conde de ira y de voluntat,
No dudó de ferrirlo sin ninguna piedat.
 
369     
El Conde castellano, un guerrero natural,
Ferió al tolosano de una ferida mortal;
Cuitado fué el gascón de la ferida muy mal,
Dijo a altas voces: Santa Maria señora, me val.
 
370     
El conde deTolosa, ansí atan mal ferido,
Fué luego del caballo a tierra abatido;
Decir non pudo nada, ca fué luego transido;
Luego, cuando él fué muerto, su pueblo fué vencido.
 
371     
Caballeros tolosanos muy a priesa fuyeron,
Pero los castellanos, trescientos ahi prendieron;
Muchos fueron los otros que estonces ahi morieron;
Estonces castellanos en gran prescio sobieron.
 
372     
Ahi el Conde castellano orgulloso, de corazón lozano,
Oyéreles lo que fizo al conde tolosano:
Desguarnecióle el cuerpo él mismo con su mano,
Non le fizo menos honra que si fuera su hermano.
 
373     
Cuando le hobo el Conde de todo despojado,
Levóle e vestióle de un jamete presciado;
Echóle en un escaño sotilmente labrado,
Hóbole en la batalla de Almozore ganado.
 
374     
El Conde castellano con todo su consejo
Fízole un ataut, bién obrado e sobejo,
Guarnido ricamente de un paño bermejo,
De clavos bien dorados, que lucíen como espejo.
 
375     
Mandó a sus vasallos de la presión sacar,
Mandóles que veniesen a su señor guardar,
A grandes e a chicos, a todos fizo jurar
Que dél non se partiesen fasta en su lugar.
 
376     
Mortajaron el cuerpo, como costumbre era,
De unos paños presciados, ricos de gran manera;
Dióles qué despendiesen por toda la carrera,
Mandóles dar mil cirios, fechos de buena cera.
 
377     
Cuando hobo el Conde el cuerpo mortajado,
El ataut fué preso, de clavos bien cerrado;
Sobre una acémila aína aparejado,
Mandó que lo levasen luego a su condado.
 
378     
Tolosanos mezquinos, llorando su mal fado.
Sus caras afiladas, pueblo mal deshonrado,
Llevaron el cuerpo a Tolosa, cabeza del condado,
Fué como de primero el llanto renovado.

- XVIII -

Campaña contra los moros

379                                             
Dejemos tolosanos tristes e deshonrados,                     
Ya eran en Tolosa con su señor llegados;
Tornemos en el Conde de los fechos granados,
Cómo había oído otros malos mandados.
 
380     
Que venía Almozorre con muy fuertes fonsados,
Que traian treinta mil vasallos lorigados;
Non serían los peones por ninguna guisa contados;
Estaban cerca Lara, en Muñó ayuntados.
 
381     
Cuando fue Almozorre la otra vez vencido,
Con gran pesar que hobo a Marruecos fué ido;
Mandó por toda Africa andar el apellido,
E fué como a perdón todo el pueblo movido.
 
382     
Turcos e alárabes, esas gentes ligeras,
Que son para en batallas unas gentes certeras,
Que traen arcos de nervios e ballestas cerberas,
De estos venien llenos senderos e carreras.
 
383     
Veníen los almofares e los benimerinos,
Traíen en sus camellos sus fornos e molinos,
Veníen los moros todos, de Oriente vecinos,
De todos estos eran cobiertos los caminos.
 
384     
Veníen ahi destas gentes sin cuento e sin tiento,
Non eran de un logar nin de un entendimiento,
Mas feos que Satán con todo su convento
Cuando sale del infierno sucio e carboniento.
 
385     
Cuando fueron juntados, pasaron allende la mar,
Arribaron al puerto que dicen de Gibraltar,
Coidóse Almozorre del buen Conde vengar,
Por amor de acabarlo non se podía dar vagar.
 
386     
Córdoba e Jaén con toda Andalucía,
Lorca e Cartagena con toda el Almería,
De muchas otras tierras, que nombrar yo non sabría,
Ayuntó Almozorre muy gran caballería.
 
387     
Cuando fueron juntados comenzó a venir;
Bien coidó a España sin falla conquerir,
E quel Conde castellano non se le podría foir,
Que le farían en presión muerte mala morir.
 
388     
E eran en Facinas ya la gente maldicta,
Todos los castellanos eran en Piedra fita;
El Conde, que la su alma de penas sea quita,
Fuése para San Pedro a esa su ermita.
 
389     
Cuando fué a la ermita el Conde allegado,
Demandó por su monje, don Pelayo llamado;
Dijéronle por nuevas que era ya finado,
Ocho días había, e más no, que era soterrado.
 
390     
Entró en la ermita con muy gran devoción,
Fincó los sus hinojos e fizo su oración,
De los ojos llorando fizo a Dios su petición:
Señor: tu me guarda de yerro e de ocasión.
 
391     
Señor: por gran amor de fer a ti servicio
Paso yo mucho lacerío e dejo mucho vicio;
Con este cuerpo lacerado fágote sacrificio,
Con moros e con cristianos métorne en gran bollicio.
 
392     
Los reyes de España con deshecho pavor
Olvidaron a Ti, que eres su señor;
Tornáronse vasallos del rey Almozor.
 
393     
Cuando yo vi que ellos fueron en su tal error
E por miedo de la muerte ficiéronlo peor.
Nunca de su compaña después hobe sabor,
Por fer a Ti servicio non quise mas su amor.
 
394     
Finqué yo entre todos sólo e desamparado;
Non hobe miedo de muerte nin quise aquel diablo;
Cuando ellos veyeron que era dellos apartado,
Luego fuí de todos ellos muy fuerte amenazado.
 
395     
Llegaronme las cartas a Muñó ese día,
Veniéronme mensajeros cinco en aquel día
Como me amenazaban reyes del Andalucía,
Porque de los de España yo sólo me ercía.
 
396     
Hobieron sus poderes sobre mi de ayuntar;
Unos veníen por tierra, otros veníen por mar;
Queríenme, si podiesen, deste siglo me sacar;
Quesísteme tu, Señor, valer e ayudar.
 
397     
Vencílos e matélos, Señor, con tu poder,
Nunca fui yo contra ti, segúnt mi entender,
Téngome por pagado si te fice algún placer,
Bien tengo que non has por qué me falescer.
 
398     
Por las tus Escrituras que dejó Isaías
Que a los tus vasallos nunca falescerías,
Señor, tu siervo soy con mis caballerías,
Non me partiré de Ti en todos los mis dias.
 
399     
Mas he yo menester, Señor, la tu ayuda;
Señor: Sea por ti Castilla defenduda;
Toda tierra de Africa sobre mi es venuda;
Amparar non la podría, Señor, sin la tu ayuda.
 
400     
Por fuerza nin por seso que yo podiese haber,
Non la podría por guisa ninguna defender;
Señor: dame esfuerzo, seso e poder,
Que pueda al rey Almozore o matar o vencer.
 
401     
Teniendo su vigilia, con Dios se razonando,
Un sueño muy sabroso al Conde fué tomando;
Con sus armas guarnido así se fué acostando,
La carne adormida asi yace soñando.
 
402     
Non podríe el Conde aun ser bien adormido,
El monje San Pelayo de suso le fué venido,
De paños como el sol todo venía vestido,
Nunca mas bella cosa viera home nascido.
 
403     
Llamóle por su nombre al Conde don Fernando;
Díjole: ¿duermes o velas, cómo estás asi callando?
Despierta e vé tu via, ca te crece hoy gran bando;
Vete para el tu pueblo, que te está esperando.
 
404     
El Criador te otorga cuanto pedido le has,
En los pueblos paganos gran mortandad farás,
De tus buenas compañas muchas ahi perderás,
Pero, con todo el daño, el campo le vencerás.
 
405     
Aun te dice más el alto Criador:
Que tu eres su vasallo e él es tu señor,
Con los pueblos paganos lidiarás por el su amor,
Mándate que te vayas lidiar con Almozor.
 
406     
Yo seré ahi contigo, que me lo ha otorgado,
Ahi será el apostol, Santiago llamado,
Enviar ha don Cristo valer a su criado,
Será con tal ayuda Almozorre embargado.
 
407     
Otros vernán ahi muchos, como en visión,
En blancas armaduras: ángeles de Dios son:
Traerá cada uno la cruz en su pendón;
Los moros cuando los veyeren perderán el corazón.
 
408     
Amigo: dicho te he lo que a mi mandaron,
Vóime para aquellos que me acá enviaron;
Dos ángeles fermosos de tierra lo alzaron,
Faciendo grande alegría al cielo lo llevaron.
 
409     
Despertó don Fernando con desecho pavor.
 
410     
¿Qué puede ser aquesto? Válame el Criador,
Pecado es que me quiere echar en algún error:
Jesucristo: yo tuyo soy; guárdame tú, Señor.
 
411     
Estando en el sueño, que soñara, pensando,
Oyó una gran voz que le estaba llamando:
Lieva dende, ve tu via el Conde don Fernando,
Almozorre te espera con el su fuerte bando.
 
412     
Non tardes, ve tu via; sinon tuerto me faces;
¿Porqué tanto me tardas? En gran culpa me yaces;
Non le des ninguna tregua, nin fagas con él paces;
Todo el tu pueblo facerlo has tres faces.
 
413     
Tu entra con los menos de parte de Oriente,
Entrante de la lid verme has visiblemente;
Manda entrar la otra faz de parte de Occidente,
Será Santiago ahi, esto sin fallimiente.
 
414     
Entre la otra tercera de parte de Aquilón;
Venceremos, si esto tu faces, a este bravo león,
Farás tu, si esto faces, a guisa de Sansón,
Cuando con las sus manos lidió con el bestión.
 
415     
Non quiero más decirte, por ende lieva tu via;
Durará la batalla fasta tercero dia.
¿Quieres saber quien trae esta mensajeria?
Millán soy por nombre; Jesucristo me envía.


- XIX -

La batalla de Hacinas

416                                             
Cuando hobo don Fernando todo esto oido,                     
El varón don Millán a los cielos fué ido;
Fué luego de la ermita el buen Conde espedido,
Tornóse a Piedrafita, donde él fuera salido.
 
417     
Cuando llegó el Conde a su buena compaña,
Fabláronle sus vasallos todos con fuerte saña;
Maltraíanle tanto, que era por gran fazaña.
 
418     
Como estaban malincónicos e con gran despecho
De chicos e de grandes, de todos fué maltrecho;
Faces, dijeron al Conde, sin ninguna guisa mal fecho;
Si algún yerro grande tomamos, será muy gran derecho.
 
419     
Así como ladrón andas, de estos que andan a furtar,
Asi sólo señero te amas a apartar;
Cuando nosotros te buscamos, non te podemos fallar,
Habremos solo por aquesto algún grande yerro tomar.
 
420     
Porque tanto te sofrimos, por ende somos peores;
Pedímoste por merced que non nos fagas traidores,
Ca non lo fueron nunca nuestros antecesores,
Nin hobo en el mundo más leales señores.
 
421     
Cuando a toda su guisa le hobieron maltraido,
Díjoles don Fernando: por Dios, sea oído;
De cuanto que yo fice non soy arrepentido,
Non me debedes tener ansina por tan fallido.
 
422     
Fui yo a la ermita por mio amigo ver,
Por haber yo e él ambos a dos placer;
Cuando fui allá llegado dernandé dél saber,
Dijéronme por nuevas que era en ajeno poder.
 
423     
Sope yo cómo era mi amigo finado,
Mostráronme el logar donde yacíe soterrado;
Rogué a Jesucristo que si él fizo algún pecado
Por la su gran mesura que le sea perdonado.
 
424     
Entrante de la puerta alli fice mi oración
Atal cual Dios me dió seso e me metió en corazón;
Vino a mi el monje como en visión,
Despierta, dijo, amigo, que hora es e sazón.
 
425     
Díjomelo en sueños e non lo quise creer;
Desperté e non pude ninguna cosa ver;
Oí una gran voz del cielo descender,
Voz era de los santos, según mi entender.
 
426     
Esta es la razón que la voz me decía:
Conde Fernán González, liévate e ve tu vía,
Todo el poder del Africa e de la Andalucía
Vencerlo has en el campo deste tercero dia.
 
427     
Díjorne que mal facía por tanto que tardaba
A aquel rey de los reyes, por cuyo amor lidiaba;
Que fuese e que non tardase contra la gente pagana,
Que ¿porqué habia miedo pues que él me ayudaba?
 
428     
Otras cosas me dijo que me quiero callar,
Que sería gran alonganza de todo lo contar;
Mas haberlo hedes todo aína de probar,
Fasta que lo probedes habermelo he de callar.
 
429     
En aquella ermita fui yo bien aconsejado
Del monje fray Pelayo, siervo de Dios amado,
Que por el su consejo Almozorre fué arrancado;
Fuile a buscar agora e falléle soterrado.
 
430     
Basta que lo sepades, como yo lo fuy a saber,
Por ende non me debedes por fallido tener;
Aguardar vos quería a todo mi poder,
E por mengua de mi en yerro non caer.
 
431     
De Dios e de los homes menester nos ha consejo,
Sinon los afincamos, fernos han mal trebejo.
 
432     
Traíe el rey Alejandre muy gran pueblo sobejo,
Eso mismo el rey Almozorre fuerte pueblo morejo,
Mas nunca en la su vida ayuntó tal consejo.
 
433     
Mil hay para uno, esto bien lo sabemos;
Dicho es que ha menester que qué consejo tomemos,
Magüer fuir queramos facerlo non podemos;
Asi como los peces enredados, ansi yacemos.
 
434     
Aragón e Navarra e todos los pitavinos
Si en queja nos vieren non nos serán padrinos,
Non nos darían salida por ningunos caminos,
Mal nos quieren de muerte todos nuestros vecinos.
 
435     
Si nos por mal pecado fuéremos arrancados,
Los nuestros enemigos serán de nos vengados;
Seremos nos cativos, fambrientos e lacerados,
Serán los nuestros fijos de moros antenados.
 
436     
Los fijos e las fijas, que nos tanto queremos,
Verlos hemos llevar cativos, valer non los podremos;
Do nos mandaren ir, por fuerza allá iremos,
A nuestros fijos e fijas jamás nunca los veremos.
 
437     
Es desamparado de todo bien el cabtivo,
Mas dice muchas veces que non querria ser vivo;
Dice: Señor del mundo ¿porqué me eres esquivo,
Que me faces vivir lacerado e mestivo?
 
438     
Ligera cosa es la muerte de pasar,
Muerte de cada dia muy mala es de endurar;
Sofrir tanto lacerio e ver tanto pesar,
Ver los sus enemigos lo suyo heredar.
 
439     
Contesce eso mismo con la gente renegada:
Heredan nuestra tierra e tiénenla forzada;
Mas mudarse ha la rueda que está trastornada,
Serán ellos vencidos; la fé de Cristo honrada.
 
440     
Non es dicha fortuna por ser siempre en un estado,
De uno ser siempre rico e otro ser menguado;
Cambia estas dos cosas la fortuna priado:
Al pobre face rico e al rico menguado.
 
441     
Quiere facer las cosas asi el Criador,
De dar e de quitar él es el facedor;
Por entender que él es sobre todos el mejor,
El que suele ser vencido será el vencedor.
 
442     
A tal Señor como aqueste debemos nos rogar
Por la su gran mesura nos quiera ayudar;
Que en él nos está todo, caer e levantar,
Ca sin él non podemos ninguna cosa acabar.
 
443     
Amigos: lo que digo bien entender debedes,
Si fuéremos vencidos ¿qué consejo tomaredes?
Moriredes como malos, la tierra perderedes;
Si esta vez caedes, nunca vos levantaredes.
 
444     
De mi mismo vos digo lo que coido yo facer:
Nin preso nin cabtivo non me dejaré ser
Magüer ellos a vida me quieran prender:
Matarme he yo antes que nunca ser en su poder.
 
445     
Todo aquel que de vosotros a prisión se les diere
E con miedo de la muerte del campo saliere,
Quede por alevoso el que tal fecho ficiere;
Con Judas en el infierno yagua cuando moriere.
 
446     
Cuando esto oyó el su pueblo cruzado,
Todos por una boca fablaron muy priado:
Señor: lo que tu dices sea a nos otorgado,
El que fuyere de nos yagua con Judas abrazado.
 
447     
E cuando hobo el Conde dichas estas razones,
Antes teníen todos endurecidos los corazones,
Fueron todos confortados, caballeros e peones,
Mandó cómo ficiesen esos grandes varones.

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