Hay en Silos una leyenda que dio origen a una pintoresca tradición: la celebración de la Fiesta de los Jefes. Cuenta la historia que el pueblo de Silos estaba acorralado por los moros y para impedir su ataque simularon un gran incendio. Colocaron ramas de brezo por todas las esquinas del pueblo a las que prendieron fuego, cargaron a los niños y mujeres con cencerro y les soltaron por el pueblo para que fueran corriendo y gritando como si estuvieran fuera de sí; además liberaron el ganado y los tambores no dejaron de sonar en toda la noche. Los moros, ante tan dantesco espectáculo, no se atrevieron a entrar. Desde entonces, el pueblo festeja este día y repiten un simulacro de la hazaña.